Un estudio de Credit Suisse Research Institute (CSRI) sobre empresas familiares arroja unos interesantes resultados. Las empresas que cotizan en bolsa y en las que la familia fundadora mantiene una parte reseñable del paquete accionarial ganan un 3,7% más y venden un 2% más que el resto de las empresas cotizadas. También presentan mejor flujo de capital y mejores resultados en el análisis de impacto ambiental y social.
La consultora EY realiza un estudio similar desde hace más de 5 años. Sus resultados son muy parecidos. Señalan que las empresas familiares “han demostrado una increíble capacidad de resistencia durante la pandemia de la Covid-19, priorizando el mantenimiento de las plantillas y pivotando cuanto haya sido necesario para superar nuevos retos”
el diario cinco días publicó el pasado 10 de octubre, un artículo redactado por Miguel Moreno Mendieta, y titulado por qué las empresas familiares rentan un 4% más al año que sus rivales. El citado artículo añade a todo lo anterior que un estudio de la universidad de Harvard realizado en 2017 demostraba, en contra de la opinión general, que las empresas familiares son más innovadoras.

Aunque el titulo del artículo parece que explicará las razones por las que las empresas familiares son más rentables y eficientes que el resto de sus competidores la realidad es que no es así.
Por mi experiencia con empresas familiares la causa fundamental de este diferencial es el siguiente:
Visión a medio y largo plazo. Los altos cargos de grandes empresas tienen generalmente una visión cortoplacista vinculada con sus objetivos y sus bonos. Esta visión se complementa en las empresas familiares con la visión del fundador y su entorno, mucho más enfocada a la supervivencia de la empresa a más largo plazo.
Este es un diferencial verdaderamente trascendente, y la conclusión puede extrapolarse a nuestros dirigentes políticos. El enfoque de nuestros líderes es cortoplacista y piense en su país a más plazo que el de las próximas elecciones y eso nos sale caro… muy caro.