Recientemente he estado trabajando en un proyecto para un emprendedor cuya intención es desarrollar el modelo y el plan de negocio para demostrar el potencial comercial de su invento, y calcular su valor y así poder venderlo a quien quiera desarrollarlo y rentabilizarlo.
Su intención es, por supuesto, igual de respetable que la del inventor que desea ejecutar él mismo su proyecto empresarial, y más cuando el emprendedor del que hablo cuenta con 75años de edad.
La dificultad surge concluido el plan de negocio y valorado el proyecto, al tratar de fijar que parte de dicho valor le pertenece al invento, qué parte le corresponde al ejecutor, y que parte de dicho valor le corresponde al inversor o financiador.
Lo normal es que el emprendedor sume al papel de inventor el rol de ejecutor, para lo que tendrá que rodearse de los profesionales necesarios. En este caso todo es más fácil, pues con valorar la parte del inversor con criterios financieros, el resto es la parte del emprendedor. Normalmente, los inversores asumen, e incluso prefieren que el emprendedor en estos casos sea el socio mayoritario del proyecto.
Por lo tanto, el problema se centra en separar la parte del invento y la parte de la ejecución y la dificultad es que nunca hay dos casos iguales.
Como muchas veces los ejemplos extremos ayudan a aclarar los conceptos, un ejemplo en el que el invento tiene mucho más valor que la ejecución es el de la fregona. El mérito fue encontrar algo tan simple que tuviera tanta utilidad. La ejecución seguro que tuvo sus dificultades de financiación, siempre las tiene en el diseño, la fabricación, la distribución, publicidad… pero en esta caso el gran diferencial estaba en el otro lado.
Como ejemplo de empresa en la que el invento tiene un valor muy inferior a la ejecución puede valernos Toyota. El verdadero valor de esta empresa reside en la cultura de la mejora continua y en haber conseguido que la innovación forme parte de la forma de trabajar y por tanto los inventos nacen en la mayoría de los casos de los propios trabajadores. Esta empresa con más de 40 años de historia ha desbancado a todos los gigantes del motor en capitalización bursátil.
