Es muy común en la fase inicial de proyectos empresariales que aparezcan colaboradores que ofrezcan determinados trabajos, servicios, o contactos a cambio de ser socio en el proyecto: poseer participaciones en el capital social.
No es fácil emprender solo, por lo siempre es tentador aparecer arropado de alguien con más experiencia o contactos. Además el emprendedor normalmente no está preparado para evaluar este tipo de ofertas. Es por ello que enunciamos una serie de recomendaciones a tener en cuenta para tomar la decisión ante una propuesta de este tipo:
1.- Los trabajos o servicios puntuales deben pagarse como tales. Si el problema es de liquidez habrá que negociar la forma de pago o llevar parte del pago a éxito, incluso a costa de incrementar algo el precio. Es importante que los trabajos se hagan por profesionales con la debida competencia, pero las participaciones de la sociedad no deben ser pago de ningún trabajo de este tipo.
2.- Es importante conocer que determinados acuerdos societarios, como las ampliaciones de capital, o las modificaciones estatutarias precisarán de mayorías reforzadas en las juntas generales, e incluso algunos acuerdos especiales muy puntuales, como la modificación estatutaria de clausulas de separación o exclusión precisan de unanimidad de todos los socios. Es decir, que decisiones trascendentes en el futuro de la sociedad mercantil recién creada pueden depender del voto de ese socio que ahora vas a dejar participar del capital social.
3.- Cuando hablamos de socios estratégicos, es decir personas que van a colaborar desarrollando parte de la cadena de valor, o generando redes o contactos esenciales para el arranque del proyecto (es decir, responsabilidades o trabajos continuados, no puntuales) puede tener mas sentido que participen en la sociedad, siempre que la conexión con el emprendedor sea importante, y que las expectativas que el nuevo socio tiene en la sociedad sean conocidas y aceptadas por este. Si esto no es así, es preferible negociar una forma de remunerar el trabajo que sea aceptable para el “partner” sin que participe de la sociedad.
En definitiva, asociarse en materia empresarial puede asimilarse a casarse : es muy importante acertar. Si no hay una conexión importante entre los socios, sino están claras las expectativas, lo que cada uno va a poner y pretende recibir, en el futuro puede haber problemas que dañen el proyecto empresarial. Puestos a elegir, si todas estas conexiones no están claras, prefiero proponer socios inversores: ponen capital y esperan dividendos, no quieren aportar nada más a la empresa que la propia inversión, y sus intereses futuros solo tendrán que ver con la rentabilidad del proyecto.