Los pasados 4 y 5 de noviembre volví de nuevo a asistir al wordl business fórum de Madrid organizado por Wobi en el palacio de congresos del parque de las naciones. Si en 2018 la experiencia fue importante, desde luego este año no ha sido menos.
El sugerente slogan comercial del fórum fue “bienvenido a la era de los super Minds”, pero lo cierto es que tras escuchar a los speakers si algún concepto común podemos extraer de la mayoría de las exposiciones fue el de la humanización de las relaciones de las empresas.
Humanización de las organizaciones, de las formas de liderar, de los procesos, de la forma de tratar y entender a los clientes… incluso cuando son empresas, humanización es sin duda uno de los conceptos clave del momento.
Especialmente relevante me pareció la intervención de Simon Sinek, quien disertó sin presentación ninguna sobre la diferencia entre el pensamiento finito en mundos infinitos como los mercados, y lo difícil que les resulta a muchos líderes entender esta diferencia sobre todo en empresas muy bien posicionadas. La visión finita del mercado no permitió ver a los directivos de Kodak que las fotografía digital se los llevaría por delante, y la visión infinita que sí permitió a Steve Jobs que el interfaz de ratón era indispensable en cuanto lo vio, aunque tuvo que tirar un montón de tiempo y de dinero que llevaba invertido en un sistema operativo que con la entrada del mouse no tenía sentido. Entendiendo el mercado como infinito el éxito es mejorar, sobrevivir más tiempo, saber cambiar, entender los cambios del mercado, y no es el crecer por crecer, o el llegar a ser el primero: muy interesante.

También resalto lo que él llamaba “causa justa”. Creo que esto es lo que los que peinamos más canas llamamos motivación trascendental. Esta fue la parte de su intervención en que la humanización estuvo más presente. Me parece muy cierto e importante: si la motivación principal del líder de una organización es trascendente, trasciende a la propia empresa y a su propio interés, y tiene que ver más con conseguir mejorar, o conseguir que los suyos mejoren con él, o que los clientes mejoren con su trabajo, la propia actividad se convierte en más humana y motivadora y se disfruta del camino y no solo del fin o de los resultados. La “causa justa” de Sinek es el resumen o el slogan de esa motivación trascendental.
También giraron en torno a la humanización las intervenciones de Gary Hamel, que apostaba por cambiar la burocracia de las organizaciones por la “humanocracia” para conseguir empresas flexibles, o Don Peppers , que enfocaba los cambios en las relaciones B&B también de una forma más humana, y sobre todo, la espectacular e inspiradora intervención de Felipe Gómez, quien habló del líder virtuoso estableciendo un paralelismo entre los genios musicales, y fijando las claves para conseguir ser virtuoso en la excelencia operativa ( método, conocimiento, oficio, dominio del oficio), cultura de servir ( actitud humana de conexión, empatía, humildad) y pasión (conseguir emociones en los demás, a través de la entrega y el amor que pones en lo que haces…). Felipe consiguió emocionarnos y fue realmente convincente y revelador.
Por lo tanto, según gran parte de los gurús americanos del momento, de los que estudian y analizan lo que ahora se produce en las grandes empresas y pretender ayudarlas en el vertiginoso mercado en el que ahora convivimos, la humanización es ahora, sin duda, una de las claves principales.