Mucho estamos escribiendo y opinando sobre la donación de Amancio Ortega, cuya fundación decidió donar más de 300 M de euros a la sanidad española en 2017, para la adquisición de equipamiento de alta tecnología destinado a la prevención y tratamiento del cáncer.
Los que acabamos de hacer la declaración de la renta, y nos ha salido a devolver, sabemos que la primera pestaña que aparece es la inocente sugerencia de si queremos renunciar a dicha devolución a favor del tesoro público. Por tanto, parece claro que las administraciones Públicas fomentan y aplauden las donaciones. De hecho, en 2017, fueron 52.000 contribuyentes los que decidieron esa opción por la que hacienda se embolsó cerca de 1 M de euros. (19,23€ de media por donación)
Parece que las críticas a la decisión del empresario vienen fundamentalmente enfocadas a dos razones fundamentales:
- 1º.- A que la acción de la donación es fiscalmente deducible, de modo que si Ortega no hubiese donado 300 millones tendría que haber pagado aproximadamente 120M más de impuestos. O sea, si hubiera decidido no donar, tendría 180 M más en su cuenta.
- 2º.- A que deben ser las administraciones las que decidan las necesidades de la población y se encarguen de obtener los recursos suficientes para atenderlas.

Para analizar las dos críticas, vamos a tomar, por ejemplo, el impacto de la donación de Ortega en Extremadura.
La fundación Amancio Ortega firmó en mayo de 2017 un convenio con el servicio extremeño de salud por el que se donaban a la región 12,8M de euros para la compra de aparatos de alta tecnología para la prevención y el tratamiento del cáncer: fueron los responsables del SES quienes decidieron cual era la tecnología más necesaria en la que aplicar tal cantidad.
De los ocho aparatos en los que el SES decidió aplicar la inversión, cuatro están todavía sin instalar por problemas en la adjudicación pública del concurso: ¡todo un ejemplo de eficiencia! Resulta que teniendo el dinero y la decisión tomada hace dos años los extremeños con cáncer no puedan utilizar dicha tecnología.
A un empresario ejemplo de eficiencia, cuyo caso se estudia en todas las escuelas de negocio, que consiguió desde la nada, sin formación, sin recursos, y sin endeudamiento, crear una multinacional que facturó el año pasado más de 25.000M de euros y en la que trabajan más de 170.000 personas, le debe molestar bastante esa falta de eficiencia. Si a la fundación Amancio Ortega le quedan ganas de hacer otra donación similar, preferirá donar directamente los equipos a donar el dinero.
En cuanto al tema del beneficio fiscal de la donación veamos datos sacados de los presupuestos oficiales de la comunidad para el año 2019:
- La comunidad de Extremadura destina solo el 5,9% de los gastos a inversiones reales (y eso en año electoral).
- De modo que, si Ortega no hubiese donado, hubiese pagado 120M más de impuestos, de los que proporcionalmente 5,04 M le hubieran correspondido a Extremadura y de los que solo 290.000€ hubieran sido inversiones reales.
- De los 373,4 M de inversión real presupuestados en Extremadura el 10% se ha destinado a inversiones sanitarias y de ellos el 45% a equipamiento sanitario de forma, que siguiendo con el razonamiento anterior, si Ortega no hubiese donado, de sus 120M de impuestos hubiesen llegado a equipos de inversión sanitaria en Extremadura : ¡¡13.050 euros!!.
- Los 12,5M de euros donados por Ortega suponen el 73,7% de lo que Extremadura invierte este año en equipamiento sanitario. Hay que ser muy necio, por no decir algo peor, para criticar una donación con este impacto.

Dice el presidente extremeño, que acaba de ganar las elecciones con rotundidad, que agradece al sr. Ortega su generosidad, pero que el modelo no puede depender de la cuenta de resultados de las empresas. Y yo preguntó ¿y entonces de qué dependen los ingresos de la administración pública? Supongo que su modelo tiene más que ver con seguir subiendo los impuestos…y en especial a patrimonios como el del señor Ortega. Sobre el modelo del gobierno extremeño ya nos pronunciamos justo hace un año en un post titulado políticas de emprendimiento.
Pues piénselo bien, porque Inditex pagó el año pasado casi 1.000 M de euros (eso es el 17% del gasto anual de la comunidad de Extremadura ) en el impuesto de sociedades, además de lo que paguen por IVA, los seguros sociales, y las rentas que los propietarios tendrán que pagar posteriormente al cobrar sus dividendos.
Como el Sr. Ortega o los responsables actuales de las empresas se harten de tanta mezquindad, y se lleven las empresas donde más les convenga, le preguntaremos al señor Vara sobre su modelo, porque los gestores de la administración también tienen la obligación de ser competitivos: eficientes en el gasto y en la generación de los ingresos.
Si no queremos recibir donaciones, ni percibir subvenciones eternamente (que para el caso es lo mismo) el único camino, es generar internamente los ingresos necesarios, y para ello, generar espacios competitivos para la creación y el crecimiento de las empresas. Seguro que no es fácil, pero una mayoría absoluta y cuatro años, son una gran oportunidad.