A menudo los emprendedores encuentran en la financiación el primer gran escollo para el lanzamiento de su proyecto empresarial y es en la primera inversión, la del capital semilla donde el proyecto puede quedar anclado sino se tienen claros algunos conceptos.
Para que un inversor (o un financiador) se decida a invertir en un proyecto empresarial, precisa lo primero de un buen plan de empresa que defina el posicionamiento competitivo del proyecto en su mercado, y dimensione el potencial comercial del mismo y los recursos necesarios para su lanzamiento. Además, comprobarán con seguridad la capacidad del equipo promotor para lanzar el proyecto, porque no basta solo con un gran proyecto o un gran plan, sin las capacidades personales necesarias será difícil que un proyecto se convierta en realidad.
Pero también necesitan comprobar el compromiso de ese equipo promotor, y este compromiso se mide con una inversión mínima en el proyecto, que generalmente no puede ser inferior al 10% del mismo. Si el equipo promotor no invierte este capital, el inversor puede temer que el emprendedor abandone el proyecto ante los escollos que con seguridad se plantearán, o ante la ilusión de otro nuevo proyecto.
Cuando el emprendedor tiene esto claro, y no cuenta con el capital necesario, puede actuar de dos formas:
- Generando actividades o eventos que le permitan conseguir ese dinero.
- Consiguiendo el capital convenciendo a algún amigo, familiar o conocido a que se lo dé o se lo preste. Es este capital, al que los americanos llaman FFF (family, Friends and fools) al que en España llamamos capital semilla.
Parece que en China, es una obligación social, prestar ese dinero a un emprendedor si dispones de él para que pueda arrancar, y se convierte en prioritario para el emprendedor devolver este préstamo y presta en cuanto esté en disposición de hacerlo.
En estados unidos es mucho más común que el familiar o amigo inversor, forme parte del capital, corra los riesgos con el emprendedor y participe de los beneficios. En España lo más común es que no se trate de una inversión, sino de préstamo informal que el emprendedor se compromete a devolver en cuanto pueda.
En nuestra experiencia en la confección de planes de empresa o planes financieros, en la mayoría de los casos en los que la familia y los amigos no pueden apoyar al emprendedor, son personas que han conocido el potencial del emprendedor en el pasado (profesores, antiguos jefes o compañeros…) los que se animan a invertir, generalmente a cambio de una mínima parte de las acciones de la futura empresa.